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Clara Gómez Castillo
LEYENDA
DE L A VIRGEN DEL ROCIO
Cuenta
la leyenda que en el siglo XV se encontraba Gregorio Medina,
ciudadano de Villamanrique de la Condesa (Sevilla), en la Villa de Almonte.
Había salido a cazar en el sitio llamado La Rocina; cuando notó que
entre la mala hierba había algo, ya que sus perros ladraban pero no
se atrevían a entrar. En medio de las espinas se encontró con la
imagen de la Virgen colocada sobre el tronco de un árbol. Era de
talla y gran belleza, vestida con una túnica de lino blanco y verde.

Bajó al pueblo y contó lo sucedido.
El clero lo acompañó entonces hasta el lugar y, sorprendido, vio
que Gregorio había dicho la verdad. Rescataron la imagen situándola
en la Iglesia Mayor de Almonte.
Posteriormente fue edificada en la
Rocina, una pequeña ermita con un altar para colocar la imagen de
tal modo que el tronco en el que fue hallada le sirviese de peana y
cuya advocación fue la de Virgen de las Rocinas.
En 1653 se dice que se apareció en
época de sequía, las plantaciones se estaban secando así que un
lugareño la puso en un sombrío y le pidió el milagro de la lluvia
con mucha fe. Tras esto comenzó a llover cayendo sobre ella el rocío
de la lluvia, por eso se cambió aquella denominación por la actual
de Nuestra Señora del Rocío. Fue entonces cuando se proclamó
Patrona de Almonte.
Hoy la historia sitúa los orígenes
del Rocío dos siglos antes y todo indica que fue Alfonso X el Sabio
quien pudiera haber erigido aquella primera ermita, tras su conquista
de Niebla en 1262, mandando colocar allí la bella imagen de la
Virgen.
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